ABOUT ME
Supongo que la fotografía siempre ha formado parte de mi, aunque hasta hace unos años lo fue de forma inconsciente. A lo largo de mi vida cantidad de fotografías se han revelado en mi mente y han quedado eternamente flotando en baño de paro, almacenadas en la cubeta donde guardo instantes que me extasiaron por su belleza y paralizaron mi cuerpo, reclamándome no pasar desapercibidos.
Hoy restan en mi mente cual retrospectiva de mi propia vida en una galería de arte, escenarios de la vida cotidiana que se cruzan delante de mí, bajo la mirada tras la cual se oculta un frenético tráfico de imágenes que impactan en mi mente y se traducen en necesidad por expresar y transmitir las sensaciones que me provocan, e inquietud por tratar de retener permanentemente ese mágico microsegundo en el que me siento abstraído de la realidad y durante el cual no solo miro, sino VEO.
Veo con claridad, como desde la distancia un pensamiento que se manifiesta y se materializa en forma de fotografía.
Esas imágenes virtuales han ayudado a entenderme mejor, me han guiado hasta la óptica con la que hoy me retrato y me exhibo, o incluso en ocasiones me invento. Revelándolas se revela también mi parte más pasional, soñadora y quizás poco coherente, que se deja guiar por impulsos, que canalizo a través de una cámara oscura, cuyo resultado son sensaciones, emociones, sentimientos, que se plasman en la emulsión de un papel que me representa y define.
Mirando ese papel siento la lucha permanente entre dos mundos; El de la fotografía protagoniza el papel de traductor, entre mi mundo interior y el que me envuelve. Siempre acompañado por la dualidad, una dualidad que equilibro mediante el click del disparador de mi reflex e intento exorcisarme de ese mundo ficticio, en el que me permito reinventar el mundo real, sin establecer límites a mis fantasias, libero mis sueños, consigo estamparlos físicamente y siento así que estoy más cerca de conseguirlos.
No sé exactamente que me impulsa a fotografiar, supongo ha sido la evolución natural de una necesidad que necesitaba crecer y madurar al igual que yo.
Hoy restan en mi mente cual retrospectiva de mi propia vida en una galería de arte, escenarios de la vida cotidiana que se cruzan delante de mí, bajo la mirada tras la cual se oculta un frenético tráfico de imágenes que impactan en mi mente y se traducen en necesidad por expresar y transmitir las sensaciones que me provocan, e inquietud por tratar de retener permanentemente ese mágico microsegundo en el que me siento abstraído de la realidad y durante el cual no solo miro, sino VEO.
Veo con claridad, como desde la distancia un pensamiento que se manifiesta y se materializa en forma de fotografía.
Esas imágenes virtuales han ayudado a entenderme mejor, me han guiado hasta la óptica con la que hoy me retrato y me exhibo, o incluso en ocasiones me invento. Revelándolas se revela también mi parte más pasional, soñadora y quizás poco coherente, que se deja guiar por impulsos, que canalizo a través de una cámara oscura, cuyo resultado son sensaciones, emociones, sentimientos, que se plasman en la emulsión de un papel que me representa y define.
Mirando ese papel siento la lucha permanente entre dos mundos; El de la fotografía protagoniza el papel de traductor, entre mi mundo interior y el que me envuelve. Siempre acompañado por la dualidad, una dualidad que equilibro mediante el click del disparador de mi reflex e intento exorcisarme de ese mundo ficticio, en el que me permito reinventar el mundo real, sin establecer límites a mis fantasias, libero mis sueños, consigo estamparlos físicamente y siento así que estoy más cerca de conseguirlos.
No sé exactamente que me impulsa a fotografiar, supongo ha sido la evolución natural de una necesidad que necesitaba crecer y madurar al igual que yo.